Pasar de la pobreza al desamparo total solo tomó dos semanas en Honduras y Guatemala.
Comunidades rurales y barrios urbanos en ambos países sufrieron en noviembre el arrasador paso de los huracanes Eta y Iota, los cuales dejaron unos 200 muertos, decenas de desaparecidos, miles de desplazados, así como la destrucción de viviendas, posesiones, puentes, carreteras, cultivos, fábricas…
Casi todo lo que se podía perder se perdió en localidades ya de por sí castigadas por la pobreza acumulada en décadas que este año se agravó aún más con la pandemia de covid-19.La crisis humanitaria ha dejado más de 100 muertos en Honduras, al menos en las cifras oficiales, así como pérdidas por más de US$15.000 millones, según datos de la Cepal y otras agencias gubernamentales.
En Guatemala se han contabilizado otros 60 muertos, pero un centenar más están desaparecidos. En Nicaragua la tragedia cobró la vida de más de 20 personas.Y a eso se suma la crisis económica que ha dejado la pandemia de covid-19, lo que -una vez más- lleva a muchos centroamericanos a enfilar sus caminos hacia el norte como migrantes."Las restricciones por la covid-19 y la recesión económica obviamente han impactado a mucha, mucha gente. Y eso se suma a las vulnerabilidades: las personas que huyen de la violencia de las pandillas, de la persecución, del reclutamiento forzoso, de la extorsión. Por lo tanto, todos estos son solo factores que se suman entre sí y que llevan a las personas a concluir que ya no pueden vivir de la forma en que viven".Para el comienzo de 2021 se espera que nuevamente se formen las caravanas de migrantes hacia Estados Unidos, con la esperanza que el nuevo gobierno de Joe Biden cambie las políticas de asilo político. El presidente electo ya ha dicho que eso tomará su tiempo.
Dos huracanes en dos semanas
Primero fue el golpe del huracán Eta. De categoría 4 y con vientos de 240 km/h, tocó tierra en Nicaragua el 4 de noviembre y se desplazó por Honduras y el noreste de Guatemala.
- Más que por sus vientos, las lluvias que llevó dejaron severas inundaciones en los tres países, así como el deslizamiento de tierra que sepultó viviendas pobres asentadas en zonas de riesgo.Después llegó Iota, el huracán más poderoso de la temporada (alcanzó la categoría 5 y hasta 260 km/h) que golpeó nuevamente los tres países cuando apenas intentaban levantarse del primero.En la ciudad de San Pedro Sula, el motor económico de Honduras, una tercera parte de la población tuvo que salir de sus casas ante la inundación que generaron los dos huracanes. El vecino Valle de Sula fue la región más golpeada.
"La crisis humanitaria que Honduras vive hoy se suma, además, a la de varias emergencias olvidadas e invisibles, como la violencia sexual, que requiere una respuesta médica prioritaria, o la atención en salud mental, que es insuficiente o en muchos lugares inexistentes", dice Juan Carlos Arteaga, jefe de la misión de Médicos Sin Fronteras en el país centroamericano.
El recuento de los daños muestra la magnitud de la tragedia que viven ese país y Guatemala.En el vecino Guatemala, más de 5.200 personas seguían en albergues hasta el 21 de diciembre, además de 128.000 personas tuvieron que dejar sus viviendas, según la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres.
En las regiones de Alta Verapaz, Petén e Izabal fue donde fallecieron 61 personas y casi 100 desaparecieron, la mayoría de ellas en un poblado donde alrededor de 150 viviendas quedaron sepultadas en deslaves.
En Nicaragua las tormentas dejaron al menos 21 fallecidos, 160.000 refugiados y pérdidas por más de US$742 millones.
El desastre en Honduras
Más allá de las cifras, las historias sobre tragedias personales se replican.
Con cuatro millones habitantes (de 9,5 en todo el país) damnificados, Honduras fue el país más afectado por los huracanes. Pindado conoció de primera mano lo que ocurría en San Pedro Sula y sus alrededores, como relató a la BBC.
Según Médicos Sin Fronteras, la gente padece enfermedades de la piel, traumatismos físicos, infecciones respiratorias, además de que pacientes con enfermedades crónicas han suspendido su tratamiento. También se replican los casos de síntomas relacionados con el estrés agudo, la ansiedad y el duelo.
En Guatemala, un gran deslave envolvió el pueblo de Quejá en Alta Verapaz. Entre 45 y 60 personas quedaron atrapadas bajo el barro, la mitad de ellos niños.
Tanto Honduras como Guatemala estaban padeciendo los problemas económicos derivados de la pandemia de covid-19, que ha llevado a sus economías -como en otros países- a reducirse drásticamente.
En Honduras, donde el 60% ya vivía en pobreza, el Foro Social de la Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (Fodesh) dice que la situación ha causado dos décadas de retraso.
- "Podemos tardar más de 12 años para recuperar lo que teníamos antes de la pandemia y de los fenómenos naturales. Y si no es integrado un grupo consultivo que dirija la reconstrucción del país, podría tomarnos entre 16 y 18 años la recuperación", evalúa la ONG. FUENTE:https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-55479861
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