HOY 20 DE FEBRERO DE 2023 COMENZAMOS APORTANDO EN UNA NUEVA PÁGINA
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Desarrollan sistema de
indicadores para evaluar el desempeño ambiental de la actividad agropecuaria de
cada rincón del país
La herramienta, desarrollada por el INIA y la Udelar, permite
obtener un conjunto de indicadores con base en información satelital para
conocer el impacto de las actividades productivas sobre el ambiente y poner en
práctica estrategias para lograr sistemas más sostenibles.
Un equipo de investigadores del Instituto Nacional de
Investigación Agropecuaria (INIA), de la Universidad de la República (Udelar) y
de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina, desarrolló un conjunto de
indicadores para medir, en campos de todo el país, el impacto de la actividad
agropecuaria sobre el ambiente. Con este trabajo se busca obtener información
clave para la toma decisiones, a nivel predial y nacional, que mejoren la
sostenibilidad.
“Enfrentamos el desafío de construir sistemas agropecuarios más sostenibles en todas sus dimensiones, desde los puntos de vista ambiental, productivo, económico y social”, dice José Paruelo, investigador principal referente del INIA, profesor de la Udelar y de la UBA, y destacó el rol que ocupa la ciencia en este proceso. “La responsabilidad del sistema de ciencia y técnica vinculado al sector productivo es, por un lado, generar conocimientos para entender cómo funcionan estos sistemas y, por el otro, desarrollar tecnologías que permitan lograr transiciones hacia sistemas más sostenibles, que emitan menos carbono, preserven la biodiversidad y cuiden la salud del suelo”, afirmó.
La iniciativa ya fue adoptada por el gobierno, que en 2022
anunció la primera huella ambiental de la ganadería nacional, generada a partir
de 15 indicadores de desempeño ambiental. Con esto se apunta a preparar al país
para responder a las demandas de los mercados internacionales más exigentes y,
al mismo tiempo, contar con bases objetivas para definir políticas públicas.
Recientemente, el equipo de investigación amplió el uso de la herramienta
incorporando ahora la agricultura, la actividad que representa los mayores
desafíos que hay por delante.
Agricultura versus ganadería
Un estudio, publicado recientemente en la revista Ecological
Indicators, permitió comparar el desempeño ambiental de la agricultura, la
ganadería y sistemas mixtos (agrícola-ganaderos) de Uruguay mediante la
utilización de siete indicadores sinópticos de sostenibilidad, que están
basados en datos provistos por satélites y en el uso de modelos biofísicos. El
trabajo abarcó predios de más de cinco hectáreas en 99.990 padrones rurales de
todo el país.
Según esta publicación, la ganadería sobre pastizales naturales
arroja el mejor desempeño ambiental en todas las dimensiones analizadas,
seguida por los sistemas mixtos y, por último, por los agrícolas.
Respecto de la producción ganadera, la agricultura presenta
una menor proporción de hábitats naturales y una mayor apropiación humana de la
productividad. Este indicador se refiere al porcentaje que se llevan los
humanos de la productividad total de un sistema y a la energía que queda
disponible para la red trófica (es decir, para el resto de organismos de ese ecosistema
a partir de la vegetación restante que aportará energía a insectos, aves y
demás) y permite estimar “la intensidad del uso del suelo”, como indica el
trabajo. Por ejemplo, al cosechar la soja o el maíz el productor se apropia de
los granos que sembró, pero en el suelo quedan raíces que luego se descomponen
y cumplen funciones ecológicas fundamentales, como la fijación del carbono, que
ayuda a disminuir las emisiones netas de gases con efecto invernadero.
Los sistemas agrícolas más intensivos también mostraron una
menor conservación del suelo y una mayor tendencia a sufrir erosión, y
arrojaron una menor oferta de servicios ecosistémicos, que son los beneficios
que aporta la naturaleza para dar sostenibilidad al ecosistema.
“Pese a estos resultados, se advierte que la agricultura
tiene una oportunidad de mejorar su desempeño ambiental, debido a que todos sus
indicadores mostraron una gran variabilidad”, comenta Paruelo. Es decir que los
establecimientos con mejores performances en ciertas dimensiones podrían servir
de referencia para implementar mejoras en otros predios, incorporando cultivos
de servicio, rotaciones y otras prácticas sostenibles.
En este sentido, se destaca que, por ejemplo, una mayor
diversidad de tipos funcionales de ecosistemas aumenta la biodiversidad y la
oferta de servicios ecosistémicos, con implicancias en la ganancia de carbono,
en el mejor aprovechamiento del agua y en la oferta de hábitats para distintas
especies. Los “tipos funcionales de ecosistemas” permiten diferenciar los
cultivos en función del manejo. Por ejemplo, si un cultivo de soja estuvo
antecedido por un barbecho químico o por un cultivo de servicio, el
funcionamiento de ese agroecosistema es distinto, porque va a absorber agua y
evapotranspirar, emitir o capturar carbono de un modo diferente. Lo mismo si se
siembra un maíz de ciclo corto o largo, de manera temprana o tardía, esa
distribución en el tiempo aumenta la diversidad de los tipos funcionales.
La información de los indicadores de desempeño ambiental es valiosa a nivel predial, para determinar las mejores prácticas de manejo, pero también a escala regional, porque los problemas a nivel lote también impactan sobre un paisaje más amplio. “Si un establecimiento tiene problemas con el agua o con los efluentes, ese impacto va a redundar en los campos vecinos y posiblemente en toda la cuenca, aportando sedimentos o contaminación con nutrientes a un reservorio de agua y afectando el consumo de agua potable”, ejemplifica Paruelo.
Huella ambiental
La ganadería bovina uruguaya se destaca por producirse en una
gran proporción sobre hábitats naturales, principalmente pastizales, que se
extienden sobre el 51% del área terrestre del país. En total, más de nueve
millones de hectáreas se encuentran bajo este sistema agroecológico.
“Los hábitats naturales son reservorios de biodiversidad. Es el lugar donde se cumplen funciones ecológicas fundamentales que están limitadas en los sistemas productivos, como un cultivo de soja, una pastura implantada o un monte frutal. Por ejemplo, ciertos animales requieren un bosque, pastizales o humedales para tener refugio, alimentarse y reproducirse”, dice Pablo Baldassini, investigador del INIA que también participó en el trabajo. “La vegetación natural es fuente de servicios específicos para los cultivos y puede mejorar la performance agrícola, porque estos ambientes sirven de refugio para especies benéficas, como polinizadores u otros insectos que controlan plagas, que también colaboran a aumentar el rendimiento de los granos”, agrega.
Para capitalizar esta ventaja que ofrecen los pastizales y determinar políticas públicas que contribuyan a promover esta actividad y a ganar mercados en el mundo, los ministerios de Ambiente y de Ganadería, Agricultura y Pesca instaron a identificar un conjunto de indicadores que permitan medir la huella ambiental de la ganadería en biodiversidad, aire, suelo y agua. La iniciativa contó con la participación del INIA, del Instituto Nacional de la Leche y del Instituto Nacional de la Carne (INAC), y empleó cinco de los siete indicadores sinópticos utilizados en la investigación recientemente publicada.
Uno de los objetivos de tal empresa es avanzar hacia
certificaciones, tipificaciones, incentivos y regulaciones, sobre la base de un
sistema generalizable y sencillo en su implementación. “En nuestro estudio
utilizamos un diagrama de ‘flores’, donde cada ‘pétalo’ representa un indicador
y, en función de su extensión, el nivel de desempeño ambiental. A futuro,
apuntamos a que con este tipo de diagramas se pueda hacer un registro similar
al etiquetado frontal de alimentos, que agregue valor a los productos por
provenir de sistemas sostenibles”, sostiene Gonzalo Camba, docente e
investigador de la Facultad de Agronomía de la UBA.
Hacia adelante, el monitoreo de estos indicadores también permitiría conocer su evolución en el tiempo, para observar modificaciones en la cobertura del suelo y en la pérdida de hábitats naturales, y para analizar cambios en el desempeño ambiental de distintos sistemas productivos sujetos a diferentes manejos.
“Estamos pensando en ampliar estas herramientas a las
producciones hortícolas y forestales, y en desarrollar nuevos indicadores
asociados, por ejemplo, a la eficiencia en el uso del nitrógeno o del fósforo,
que pueden redundar en un mejor manejo de los fertilizantes para evitar
problemas de contaminación de los cuerpos de agua”, dice Paruelo. No obstante,
aclara que “si bien es posible utilizar este tipo de herramienta para evaluar
esas y otras producciones, será necesario seguir estudiando, adaptando y
desarrollando otros indicadores, porque las distintas actividades y sus
impactos sobre el desempeño ambiental son muy diferentes”.
La huella ambiental de la ganadería según distintos actores
Ana Laura Mello, jefa del Departamento de Protección de la
Biodiversidad del MA, afirma: “Buscamos mostrar que la ganadería uruguaya es
sostenible, para ponerla en valor y diferenciarnos de otros países productores
de carne”. Los resultados de la huella ambiental se presentaron en la
Conferencia de las Partes (la cumbre anual de la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) bajo el lema “¿Es posible producir
carne de manera sostenible?”.
“En Uruguay los animales se crían a pasto. Cuando está bien
manejado, el campo natural mantiene una diversidad de especies vegetales y
permite que ese hábitat también sea utilizado por otras especies de aves o de
pequeños mamíferos. De hecho, nuestros pastizales han coevolucionado junto a
diversos herbívoros, e investigaciones muestran que precisan del pastoreo para
mantener su biodiversidad”, dice Mello.
El desarrollo de indicadores sinópticos sobre la base de
información satelital, complementados con datos tomados a campo, serían
herramientas útiles para dar un mayor sustento científico al modelo de
producción uruguayo y ayudar a poner al país a la altura de las demandas de los
mercados más exigentes, sobre todo de la Unión Europea, que apunta a comprar
carnes certificadas que en su cadena de producción no hayan generado daños en
el ambiente. Pero además, la demanda por conocer la trazabilidad de los
productos comienza a crecer entre los consumidores, para lo cual también se
está previendo generar información basada en los indicadores, que pueda estar
disponible en góndolas. “Una persona podría leer una etiqueta y saber que la
carne que está comprando proviene de una vaca que se crio en un ambiente con
70% de campo natural, por ejemplo”, afirma Mello.
Gianni Motta, jefe de Innovación del INAC, coincidió en la
necesidad de atender las mayores exigencias internacionales. “Históricamente,
los compromisos comerciales priorizaron la sanidad, la inocuidad y el origen de
los animales. Luego se agregó la alimentación, para limitar la compra de
vacunos que consumieron hormonas, antibióticos o promotores de crecimiento”,
sostuvo, y subrayó que desde 2025 se va a implementar la primera exigencia
ambiental en la historia del comercio cárnico cuando la Unión Europea sólo
compre carne que cuente con un certificado libre de deforestación.
“Con la huella ambiental buscamos definir, a partir de una
visión multiinstitucional, qué es la ganadería sostenible y cómo es posible
medirla, con datos que sean auditables y que provengan de fuentes de
información pública”, afirma Motta. “El resultado de esa primera experiencia
fue bueno porque puso en contacto a un conjunto de actores, como ministerios,
institutos de investigación y comerciales, para trabajar de manera activa en la
implementación de indicadores que arrojen información científica sobre el
efecto invernadero, la biodiversidad, los suelos, el agua y los nutrientes”,
añadió.
Motta consideró que aún queda un camino por delante para
difundir estos temas en el campo. “Los productores siempre han priorizado la
parte económica y probablemente muchos no conozcan qué son los gases de efecto
invernadero ni los compromisos del país relativos a este aspecto. En cambio, sí
tienen claro cuáles son los beneficios del campo natural, la riqueza de la
biodiversidad y muchos de los servicios ecosistémicos que provee, porque lo
observan cuando los pastizales rebrotan después de una sequía, cuando los
animales tienen abrigo y sombra en el monte, o cuando los suelos sufren menos
erosión al estar cubiertos”.
Según Marcelo Pereira, coordinador del Proyecto Gestión del
Pasto del Plan Agropecuario y presidente de la Mesa de Ganadería sobre Campo
Natural, en Uruguay existe un respaldo por la implementación de los indicadores
de desempeño ambiental. “En el Proyecto Gestión del Pasto del Plan Agropecuario,
a partir del cual monitoreamos el manejo de los recursos forrajeros de 30
establecimientos ganaderos, todos los productores mencionan tener una gran
preocupación por los temas ambientales, asociados al impacto de las sequías y a
las crisis forrajeras, y todos dicen estar haciendo algo al respecto”,
sostiene.
Según un mapeo realizado por especialistas de MapBiomas, en
los últimos 38 años Uruguay perdió el 20% de los pastizales naturales (2,5
millones de hectáreas). Como contraparte, en el mismo período la superficie
ocupada con plantaciones forestales aumentó 750% (1,1 millones de hectáreas) y
la agricultura aumentó 42% (1,3 millones de hectáreas). Actualmente un tercio
de la superficie total del país (32,3 %) está ocupada por agricultura, pasturas
implantadas o plantaciones forestales.
Más allá de estas estadísticas, los pastizales naturales
continúan siendo la principal fuente de alimento de los rodeos vacunos. Además,
por su adaptación a las condiciones de esta región, son los recursos forrajeros
que ofrecen una mejor respuesta a los fenómenos climáticos como las sequías.
“Lo único que reacciona una vez que llueve es el campo natural”, asegura
Pereira, que afirma que los indicadores de desempeño ambiental “permitirían
generar datos objetivos sobre la producción y el ambiente, para ajustar
cuestiones que hasta hoy son manejadas con información poco precisa”. En este
sentido, sostuvo que es necesario avanzar en un proceso de extensión, para que
los productores conozcan estas tecnologías y que estas se implementen en el
campo.
Rafael Gallinal, productor ganadero del Departamento de
Florida, sostiene que “los indicadores de desempeño ambiental son una
oportunidad para poder tener una visión global de Uruguay y compararse con
otras regiones. Me parece muy interesante poder tener indicadores en el espacio
y en el tiempo, de manera de poder mejorar las trayectorias, programar y
proyectar un desempeño ambiental positivo en el largo plazo”.
Marta Martínez, productora ganadera del departamento de
Lavalleja, con 100 hectáreas destinadas a la producción vacuna, coincidió. “A
algunos productores nos preocupa desde hace muchos años que el campo natural no
se está cuidando como el tesoro maravilloso que es. No se le da el valor que
debería tener. Soy la tercera generación de productores rurales en este lugar.
Mi familia siempre se alimentó del campo y quiero entregar a mis nietos un
campo en excelente estado. Entonces tenemos que buscar parámetros e indicadores
para que la producción pueda ser eficiente sin destrozar el campo natural”,
dijo.
Martínez es miembro de la Asociación Uruguaya de Ganaderos del Pastizal que está trabajando en un proyecto de ley en defensa del campo natural. “Somos una asociación que cree que el campo natural es sostenible y que las familias pueden vivir de él”, enfatiza.
Artículo: A comprehensive analysis of the environmental
performance of the Uruguayan agricultural sector
Publicación: Ecological indicators (julio de 2024)
Autores: José Paruelo, Gonzalo Camba, Federico Gallego, Pablo
Baldassini, Luciana Staiano, Santiago Baeza y Hernán Dieguez.
FUENTE LA DIARIA
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Octubre 12 de 2023
Desigualdades sociales y territorios rurales en Uruguay
Alberto Riella y Paola Mascheroni
lo leemos en
http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S2314-02082011000200004&script=sci_arttext
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Mayo 15 de 2023
Innovaciones y desarrollo en los territorios rurales múltiples miradas
http://www.scielo.edu.uy/pdf/agro/v24nspe/2301-1548-agro-24-nspe-e366.pdf
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Territorios rurales inteligentes
LO LEEMOS EN https://comunidades.cepal.org/ilpes/es/grupos/discusion/territorios-rurales-inteligentes.
Artículo y Foro de Discusión
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LA DINAMICA ACTUAL DE LOS TERRITORIOS RURALES EN AMERICA LATINA.
Héctor Ávila Sánchez
Su lectura completa en https://www.ub.edu/geocrit/sn-45-40.htm
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TERRITORIOS RURALES Y PROCESOS DE MERCANTILIZACIÓN
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