FEBRERO 20 DE 2025
Proceso de ingreso de Humedales e Islas del Hum al Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas
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FEBRERO 20 DE 2025
Proceso de ingreso de Humedales e Islas del Hum al Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas
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Febrero 19 de 2025
La presión del grupo en la adolescencia, una etapa en la que los menores empiezan a querer ser aceptados y a sentirse parte del mismo, está relacionada con la ciberagresión a través de una serie de autojustificaciones que hacen que quienes agreden no se sientan responsables de los daños que provocan en las víctimas. Es la conclusión de un estudio del Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y Prevención de la Violencia (LAECOVI) de la Universidad de Córdoba (UCO) y que da nuevas pistas para orientar los programas psicoeducativos contra el cyberbullying, una forma de acoso que se produce a través de internet.
Para que estos programas psicoeducativos sean efectivos deben tener en cuenta la gran variedad de factores (emocionales, morales y sociales) que influyen en la ciberagresión. Uno de esos factores está relacionado con el grupo de pertenencia. Como explica la catedrática de la UCO Eva Romera Félix, una de las autoras del estudio junto a Blanca Álvarez Turrado y Daniel Falla Fernández, "la presión implícita o explícita del grupo hace que los agresores interpreten la situación de un modo diferente para reducir su nivel de culpa, responsabilidad o vergüenza". Es decir, la presión del grupo hace que los escolares puedan justificar su comportamiento y acaben tomando decisiones, contrarias a su propio criterio moral, pero valoradas de forma positiva dentro del grupo.
Según la investigación, realizada en 12 escuelas cordobesas a través de cuestionarios a los que respondieron 1487 estudiantes de entre 11 y 17 años, esos mecanismos de cognición moral les permiten reducir la culpabilidad de quienes agreden y se manifiestan fundamentalmente en dos formas: la distorsión de las consecuencias y la deshumanización de la víctima. Esto es, o bien los agresores piensan que las consecuencias no son tan graves porque las víctimas no se quejan, o bien se produce una deshumanización de las víctimas al pensar que se lo merecen porque son inferiores o por su comportamiento (como si estas fueran las verdaderas responsables).
En menor medida, los adolescentes también reducen su responsabilidad en la agresión y acaban achacándoselas a otras personas (como a adultos por no vigilar) o a pensar que es algo colectivo, del grupo, y no exclusivo de quien agrede. Así, en palabras de Daniel Falla Fernández, "la frialdad de las pantallas provoca un distanciamiento moral con las víctimas y puede favorecer la relación entre la presión de los iguales y la ciberagresión". Por ello, es necesario atender a la conexión entre las diferentes variables para encontrar estrategias cada vez más específicas que ayuden a comprender un fenómeno tan complejo como este. En este sentido, para el equipo investigador es importante que los programas de prevención trabajen la humanización y la dignificación de las cibervíctimas, ya que, en muchas ocasiones, estas no se personalizan o se pierden a través de la pantalla.
Referencia bibliográfica:
Álvarez-Turrado, B., Falla, D., & Romera, E. M. (2024). Peer Pressure and Cyberaggression in Adolescents: The Mediating Effect of Moral Disengagement Strategies. Youth & Society, 0(0). https://doi.org/10.1177/0044118X241306114
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14 de febrero de 2025
Las islas Diómedes, que comprenden Diómedes Mayor y Diómedes Menor, están ubicadas en el estrecho de Bering, entre Alaska y Siberia. Estas islas, separadas por apenas 4 kilómetros de mar, representan una frontera internacional muy significativa. Diómedes Mayor, perteneciente a Estados Unidos, alberga una pequeña población y es parte del territorio de Alaska, mientras que Diómedes Menor, bajo soberanía rusa, está deshabitada.
Pero lo más interesante de las islas Diómedes es que, a pesar de su proximidad, hay una diferencia horaria de 23 horas. Diómedes Mayor sigue la hora de Alaska, mientras que Diómedes Menor se rige por el horario de Rusia. Esto crea una situación única donde los residentes de la isla mayor pueden observar la isla menor, que va un día por delante en el tiempo.
Históricamente, las islas han sido objeto de interés por su ubicación estratégica y fueron relevantes durante la Guerra Fría, simbolizando la división entre Estados Unidos y la URSS. Hoy en día, las islas Diómedes representan tanto un punto de interés cultural como un recordatorio de las dinámicas políticas globales. Fuente Madrid más.
FEBRERO 11 DE 2025
LIBROS DIGITALES DE GEOGRAFÍA QUE PUEDEN SER DE VUESTRO INTERÉS
https://www.guao.org/sites/default/files/biblioteca/Geograf%C3%ADa.pdf
Febrero 10 de 2025
En nuestra página de Ambiente compartimos:
El conocimiento sesgado de la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas de la Antártida dificulta su conservación
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Dentro de los trabajos internacionales les hacemos llegar el enlace al libro digital:
Febrero 6 de 2025
EL MAR SE SOFOCA
Olas de Calor y Falta de Oxígeno Amenazan la Vida Marina
Las olas de calor marinas (MHWs)—períodos de calentamiento
extremo del océano que duran días o meses—han duplicado su frecuencia y
duración desde 1982. Al mismo tiempo, los eventos extremos de bajo oxígeno
están aumentando, reduciendo la capacidad del océano para sustentar la vida
marina. Los científicos advierten que estos dos fenómenos están
interconectados, creando riesgos compuestos que podrían conducir a un colapso
irreversible de los ecosistemas.
El Impacto Creciente de
las Olas de Calor Marinas
Las olas de calor marinas se han intensificado en las últimas
décadas y se prevé que aumenten exponencialmente si el calentamiento global
continúa sin control. Si las temperaturas aumentan 3,5°C para 2100, estas olas
de calor podrían volverse 41 veces más frecuentes que en la era preindustrial.
Algunas podrían persistir durante más de 100 días, con anomalías térmicas que
superarían los 2,5°C por encima de lo normal.
Las consecuencias ya son visibles. La ola de calor marina en
el Pacífico de 2013-2016, conocida como The Blob, provocó la muerte de 100
millones de larvas de bacalao, reduciendo drásticamente las poblaciones de
peces. También murieron 4 millones de aves. La ola de calor de 2016 en la Gran
Barrera de Coral causó el blanqueamiento masivo de los corales, con la muerte
del 30% de ellos en un solo evento. En 2019-2020, otra ola de calor en el
Pacífico provocó una disminución del 70% en las poblaciones de cangrejo
comercial, afectando gravemente a la industria pesquera. Los bosques de algas
marinas, que sirven como hábitats cruciales, han disminuido en un 95% en
algunas regiones debido al estrés térmico, provocando efectos en cadena en la
biodiversidad marina.
La Pérdida de Oxígeno y
sus Consecuencias
A medida que la temperatura del océano aumenta, los niveles
de oxígeno disminuyen debido a la menor solubilidad y a la debilitación de la
circulación oceánica. Esto crea zonas desoxigenadas donde los organismos
marinos tienen dificultades para sobrevivir. Algunos de los mayores eventos de
mortalidad de peces han estado relacionados con este fenómeno.
En 2015, frente a la costa de Chile, la extrema disminución
de oxígeno provocó la muerte de 39.000 toneladas de sardinas, que quedaron
varadas en la costa.
En 2017, un evento de bajo oxígeno en el Golfo de Omán creó
una zona sin vida del tamaño de Florida.
Las floraciones de algas tóxicas, impulsadas por las olas de
calor marinas y la desoxigenación, han aumentado su frecuencia. En 2018, un
crecimiento masivo de algas provocó la muerte de más de 200 manatíes, miles de
peces y 300 tortugas marinas en Florida (USA).
El Vínculo Peligroso
entre las Olas de Calor y la Pérdida de Oxígeno
Resultados científicos recientes sugieren que las olas de
calor marinas y los eventos de bajo oxígeno a menudo ocurren juntas,
amplificando sus efectos. Durante The Blob, se registraron niveles
peligrosamente bajos de oxígeno disuelto. En 2020, en el Atlántico
Suroccidental, una ola de calor coincidió con el primer evento registrado de
hipoxia (agotamiento de oxígeno) en la región. En el Mar Báltico, se ha
demostrado que las olas de calor agravan la deficiencia de oxígeno,
especialmente en zonas poco profundas donde las especies son más vulnerables.
¿Todavía Es Posible un
Cambio?
La respuesta es no, pero hay que seguir intentándolo.
Muchos se preguntan si es realista revertir esta crisis. Si
bien algunos daños ya son irreversibles, los expertos coinciden en que la
acción inmediata puede evitar los peores escenarios. Los científicos estiman
que mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C reduciría
significativamente la frecuencia y gravedad de las olas de calor marinas,
permitiendo que los ecosistemas se adapten. Sin embargo, las políticas actuales
proyectan un aumento de 3,5°C para 2100, lo que empujaría a los ecosistemas
marinos a un punto de no retorno.
El cambio es posible, pero requiere un compromiso sin
precedentes por parte de la sociedad y los líderes políticos. Las emisiones
globales deben reducirse al menos un 50% para 2030 para estabilizar las
temperaturas oceánicas. Esto significa una transición a energías renovables,
reducción de la contaminación industrial y aplicación de políticas más
estrictas de conservación de los océanos.
La Actitud Necesaria de
la Sociedad y los Políticos
Los gobiernos deben tomar medidas audaces e inmediatas para
regular las industrias que contribuyen al cambio climático, en particular los
combustibles fósiles y la deforestación. Los políticos deben priorizar
políticas de conservación marina, establecer áreas marinas protegidas, y
fomentar prácticas pesqueras sostenibles. Invertir en energías limpias y
fortalecer las leyes ambientales ya no es una opción, sino una necesidad.
La sociedad también juega un papel clave. Es imprescindible
que las personas exijan acciones a sus líderes, reduzcan su propia huella de
carbono, apoyen el consumo de pescado sostenible y participen en esfuerzos
locales de conservación. Las campañas educativas pueden generar conciencia
sobre la crisis y fomentar cambios de comportamiento.
Acción Inmediata
El océano se acerca a un punto crítico. Sin intervención, las
olas de calor marinas y la desoxigenación empujarán a los ecosistemas más allá
de sus límites de resiliencia, provocando cambios irreversibles. Los
científicos insisten en que todavía tenemos la oportunidad de evitar los peores
impactos, pero se requiere una acción decisiva en todos los niveles: gobiernos,
industrias e individuos deben actuar ahora para reducir emisiones, proteger la
biodiversidad marina y construir resiliencia en los océanos. La salud del
océano es vital para toda la vida en la Tierra. Actuemos antes de que sea
demasiado tarde. FUENTE: NOTIWEB
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